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Geología regional Soacha
Colombia y, por tanto, Soacha se ubica en la parte noroccidental de América del Sur y forma parte del Cinturón del Pacífico, caracterizado por una tectónica activa. En la Cordillera Colombiana actual se pueden distinguir tres sectores diferenciados, la Cordillera Oriental, Central y Occidental, así como los sistemas orográficos menores Sierra Nevada de Santa Marta y Serranía de Baudó, las cuales tienen un basamento independiente y a partir del Mioceno superior constituyen lo que hoy es Colombia, y en particular los Andes del norte.

La historia geológica de Soacha comenzó hace 1,9 millones de años, con rocas del complejo migmático Mitú, localizado en el sector oriental, en el límite con Venezuela y Brasil y forman parte del Cratón Amazónico, para finalizar con la colisión del arco de Panamá-Baudó a finales del Cenozoico.
El sector norte de la Cordillera Central está constituido por una corteza continental de 45 km de espesor, la cual ha desarrollado a lo largo de su historia geológica varios eventos metamórficos y tectónicos desde el Proterozoico al Cretácico inferior, e intruido por plutones básicos y batolitos granitoides durante el Mesozoico.
Durante el Paleógeno-Neógeno permitió el desarrollo de cuencas de sedimentación y levantamiento progresivo de las Cordilleras. La actual configuración de los Andes se completó durante la orogenia Andina del Mioceno, aunque la región sigue siendo tectónicamente inestable.
Geología local Soacha
Soacha se localiza en el sector centro-oeste de Colombia, sobre la vertiente occidental de los cerros de la Sabana de Bogotá, en el centro de la Cordillera Oriental, a coordenadas geográficas de 4°34’45.73″ de latitud norte y 74°13’0.55″ de longitud oeste. Además, en colindancia con el sector oeste del área urbana es atravesada por el río Bogotá, y el norte y este por el río Tunjuelo.
En el área afloran rocas sedimentarias de origen marino y continental, con edades del Cretácico superior al Paleógeno, y depósitos poco consolidados a no consolidados de edades Neógeno-Cuaternario.
Los depósitos Cretácicos-Paleógenos son principalmente marinos, y está integrado por: Formación Conejo, lutitas con intercalaciones de calizas, arcillolitas calcáreas, limolitas silíceas y margas; el Grupo Guadalupe, el cual está integrado por las Formaciones Arenisca Dura compuesta por areniscas-lodolitas y sílice, suprayacida por la Formación Plaeners formada por areniscas finas, arcillolitas, limolitas silíceas y liditas; Formación Labor y Tierna, areniscas cuarzosas con intercalaciones de arcillolitas-limolitas silíceas. La Formación Guaduas, integrada por areniscas cuarzosas, arcillolitas y mantos de carbón.
Dentro de los depósitos Plio-Cuaternarios se diferencia la Formación Tilatá constituida por arenas y gravas con finas intercalaciones de arcillas orgánicas; Formación Sabana sedimentación lacustre, compuesta principalmente por arcillas; Formación Mondoñedo corresponde a depósitos aluviales de grano fino intercalados con paleosuelos. Finalizando la secuencia estratigráfica se reconocen suelos residuales finos, conformados por arcillas y limos.
Geología estructural y tectónica Soacha
La geología estructural de Soacha se caracteriza porque forma parte de la cuenca intracontinental de fracturas, un sinclinal de rumbo N 35-40°E limitado al este y oeste por fallas de cabalgamiento de elevado buzamiento. En ella se pueden reconocer dos estilos estructurales:
- Se localiza en el flanco oriental de la Cordillera Oriental, donde las fallas son cabalgamientos con vergencia al este y fallas que se comportan como retrocabalgamientos con vergencia al oeste.
- Se localiza a occidente y se caracteriza por cabalgamientos con vergencia oeste, estableciendo sistemas imbricados controlados por fallas (Santa Bárbara-Facatativá), las cuales sirven como rampas laterales. Dichos sistemas imbricados son responsables de la generación de anticlinales estrechos y sinclinales amplios, rellenos con sedimentación Cuaternaria.
El sistema de fallas de Soacha se localiza al este de la falla de Sibaté hasta el flanco oriental del anticlinal Mochuelo. Integra las fallas Las Cajitas, Sibaté y Santa Bárbara, con dirección N-S a NO, y son las encargadas del bloque elevado, muy fragmentado, con pliegues discontinuos tumbados y ejes oblicuos, incluido el anticlinal y sinclinal Soacha. Las fallas Las Cajitas-Sibaté son fallas inversas y observables al sur de Soacha, mientras que Santa Bárbara es una falla transcurrente sinestral en la localidad de Soacha.
Geomorfología Soacha
La geomorfología de Soacha están relacionadas a procesos morfogenéticos fluvio-lacustres a partir de la evolución geológico-tectónica y climática del área. Aquí, las quebradas Fusuna y Tibanica desembocan en los ríos Soacha y Bogotá, siendo sus patrones de drenaje paralelos-subparalelos, profundos, bien definidos y controlados por fallamiento.
Gran parte del área ciudadana se localiza dentro de la planicie y delta lacustrino, planicie aterrazada, de morfología ondulada con inclinación de 3 a 5°, con forma lobulada o de abanico, asociada a la desembocadura de los cursos de agua provenientes del sector oriental, las quebradas Fusuna y Tibanica. Dichas quebradas desarrollan en planta conos de deyección, de 5 a 10° de inclinación.
Bordeando los cauces principales se desarrollan llanuras de inundación, planas e inundables con morfologías onduladas. Sobre las márgenes del río Bogotá se pueden observar el desarrollo de terrazas fluviales, escarpes suavemente inclinados (2-3°) con alturas entre 5 a 20 m.
Localmente se pueden reconocer zonas pantanosas, parcialmente vegetadas, de relieve bajo, pobremente drenadas formadas a partir del desborde de canales o ríos adyacentes, principalmente a lo largo de los ríos Bogotá y Tunjuelito.
El cauce actual de los ríos, se trata de canales meándricos y sinuosos, con variaciones locales con tramos rectos, indicando control estructural y, en algunos casos, actividad antrópica. Se pueden reconocer meandros abandonados por migración lateral del río.
Como geoformas deposicionales se reconocen conos de talud y depósitos coluviales, tanto activos como inactivos asociados a procesos de movimientos en masa, provenientes de sectores más elevados.
Hidrogeología Soacha
Debido a la estructura regional presente en la Sabana de Bogotá, la hidrogeología de Soacha es compleja. Se pueden reconocer tres sistemas acuíferos bien contrastados:
- El acuífero Neógeno-Cuaternario, integrado por depósitos aluviales y de terraza, y el acuitardo Paleógeno, integrado por la Formación Guaduas (arcillolitas + areniscas + carbón). Ambos sistemas constituyen la cobertura del complejo acuífero.
- El Acuífero Guadalupe se considera el piso intermedio entre la cobertura y el basamento, integrado por sus tres formaciones, Labor-Tierna, Plaeners y Arenisca Dura. Sus transmisibilidades varían de 5 a 600 m2/día, conductividad hidráulica entre 0,1 a 8 m/día y capacidad específica entre 0,1 y 6 l/s/m.
- El basamento está representado por la Formación Chipaque, integrada por arcillas intercaladas con calizas y areniscas.
En dicho complejo se pueden reconocer dos áreas:
- El área interna formado por la cobertura del sistema, integrado por el acuífero Neógeno-Cuaternario y el acuitardo Paleógeno, que se ubica en el sector del valle, donde la recarga se da por medio de la infiltración de aguas subterráneas y aguas superficiales.
- El área externa está constituida por las áreas montañosas que bordean dicho valle y está integrado por el acuífero Guadalupe, cuya recarga es a partir de la infiltración de precipitaciones, condensación del vapor de agua de poros y fisuras.
A su vez, se pudo reconocer que los acuíferos Neógenos-Cuaternarios reciben aportes mediante recarga frontal, un equivalente de 30 al 40% de las entradas totales, a través del acuífero Guadalupe.
Riesgo geológico Soacha
El área urbana de Soacha presenta un riesgo elevado a los movimientos en masa. Se realizó un estudio en donde se pudo ver que el sector más afectado corresponde a las comunas IV (Altos de Cazucá donde los eventos registrados representan >50%), V y VI (El Divino Niño) (en la próxima imagen). En su mayoría los registros aportaron que los tipos de movimientos más comunes corresponden a deslizamientos (77%) y caída de rocas (19%), con eventuales flujos y procesos de reptación.
Los factores causantes de dichos eventos son la deficiencia de la explotación minera o zonas mineras antiguas sin recuperación ambiental, infiltración de aguas de lluvias y escorrentías, deficiente construcción de viviendas, vías y obras en general, procesos erosivos superficiales y precipitaciones de gran intensidad.
La mayoría de los eventos registrados ocurren sobre materiales pertenecientes a las Formaciones Labor-Tierna y Plaeners (29%), Guaduas (22%) y depósitos coluviales (19%). En menor proporción afectan a la Formación Arenisca Dura (14%) y suelos fluvio-lacuestres.
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