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Geología regional Mérida
México se localiza al sur de América del Norte. Por su parte, Mérida se encuentra dentro de la Provincia Geológica denominada Península de Yucatán, limitada al norte por el Golfo de México y al oriente por el Mar Caribe.
Desde el punto de vista geológico La ciudad de Mérida y por extensión Península de Yucatán es una extensa llanura kárstica, tectónicamente estable, localizada entre la placa de Norteamérica al oeste y el Golfo de México al este. Es una cuenca oceánica, cuya apertura data del Triásico superior cuando se produce la ruptura de Pangea, en el margen sur de la placa de Norteamérica, evento que se extendió hasta el Jurásico medio-superior.
A partir del Jurásico superior se establece la conexión entre el Golfo de México y el océano Atlántico, evento asociado al desplazamiento hacia el SE del bloque de Yucatán mediante fallas dextrales, estableciéndose la invasión y permitiendo la acumulación de depósitos carbonáticos bajo condiciones someras.
Desde el Terciario a la actualidad han ocurrido cambios en el nivel del mar reflejados en el tipo de depósitos, los cuales varían de plataforma somera hasta evaporitas restringidas a ambientes de supramarea.
Geología local Mérida
Mérida se localiza en el sector oriental de la República Mexicana, a coordenadas geográficas de 20°58’04» de latitud norte y 89°37’18» de longitud oeste, a una altura de 8 m.s.n.m. Forma parte de la Provincia Geológica denominada Península de Yucatán.
La geología de Mérida se caracteriza por asentarse sobre una plataforma carbonatada estable formada durante el Mesozoico, compuesto por depósitos calcáreos, evaporíticos y clásticos dispuestos horizontales a subhorizontales, con edades que abarcan desde el Neógeno a la actualidad, generados a partir de procesos transgresivos-regresivos. Dichas litologías se asientan sobre un basamento metamórfico e ígneo de edades Paleozoicas.
En el municipio de Mérida las rocas aflorantes corresponden a calizas del Oligoceno y Plioceno. Son rocas compactas, recristalizadas, con texturas mudstone y packstone, con abundante presencia de microfósiles (pelecípodos y restos coralinos) y son de ambiente marino somero, facies de banco y litoral. Se pueden reconocer, además, margas friables.
Geomorfológicamente se puede reconocer un paisaje kárstico maduro debido a la extensa disolución que han sufrido los carbonatos, formando numerosos conductos en las litologías. Se caracteriza por su alta permeabilidad, y debido a su disposición de planicies con ligeros escalonamientos, muestra un bajo gradiente hidráulico.
Geología estructural y tectónica Mérida
Los rasgos tectónicos más representativos en el área de Mérida son:
El Cráter de Chicxulub se formó a partir del impacto de un meteorito contra la Tierra, en el sector suroriental de México, más precisamente en Chicxulub, hace 66 Ma provocando la extinción masiva de los dinosaurios y generando un cráter con una profundidad de 1.000 m.
Posteriormente al impacto y alineados al cráter, se generó el denominado “anillo de cenotes”, un conjunto de depresiones con formas redondeadas rellenos de agua dulce, y alimentados por sistemas subterráneos; su profundidad puede ser somera a muy profunda (figura 1).
- B) La Sierra de Ticul, localizada al sur del área urbana, cuyo origen estaría asociado a fallas orientadas NO-SE, con una extensión de 110 km y elevaciones máximas de 250 m.
- C) El sistema de fallas de Holbox conforma una serie de depresiones lineales, paralelas entre sí, con dirección NE-SO, someras con profundidades de 1 a 2 m.
Geomorfología Mérida
Mérida se caracteriza por una topografía kárstica, la cual fue generada por una combinación de factores, entre ellos:
- un sustrato formado por material carbonatado de alta porosidad y permeabilidad
- una morfología plana del terreno, con alturas de 6 a 8 m y pendientes de 1,7%, favoreciendo la rápida y abundante infiltración
- precipitaciones elevadas sobre cubierta vegetal abundante
- un nivel freático somero, con grandes oscilaciones en los últimos 20.000 años
- la conexión hidráulica con el litoral debido a la proximidad del mar.
La erosión asociada a los procesos kársticos comienza con poros y fracturas, a partir de los cuales forman redes de galerías y sistemas hidrológicos subterráneos denominados cavernas, dolinas y cenotes. Estas geoformas corresponden a las etapas finales y pueden estar asociados con el hundimiento gradual y la posibilidad de colapso del terreno.
Las tres formas predominantes son dolinas, uvalas y poljes. Las dolinas son estructuras con formas circulares y diámetros de hasta 1 km; las uvalas son de forma alargada o irregulares, con diámetros superior al kilómetro, mientras que los poljes presentan formas largas, cuyo fondo se encuentra cubierto por sedimentos y en cercanías al nivel freático.
Hidrogeología Mérida
El acuífero de Mérida, debido al proceso de erosión kárstica y la disolución de rocas calcáreas se generan estructuras que sirven de conducto al flujo de las aguas subterráneas, por lo que la porosidad y permeabilidad de dichas rocas es elevada.
Asociado a la alta porosidad-permeabilidad del sustrato rocoso y al relieve llano, no existen cursos superficiales, por lo que los aportes provienen de otros acuíferos y a partir de la infiltración de las precipitaciones directamente en el acuífero, siendo la fuente de agua dulce de la población.
El acuífero está compuesto por depósitos calcáreos y tiene la característica de un acuífero libre y somero, su gradiente hidráulico es muy pequeño (5-10 mm/km), con dirección de flujo hacia el norte-noroeste.
Presenta características de un acuífero costero, en el que se puede distinguir 3 niveles composicionales: hasta los 40 m una lente de agua dulce, a partir de los 45 m mezcla de agua dulce-salada y a partir de los 60 m agua salada.
El abastecimiento de agua potable a la ciudad de Mérida se realiza mediante 3 pozos ubicados en la periferia del área urbana y pozos intraurbanos.
Debido a su ubicación geográfica, Mérida se encuentra expuesto a eventos ciclónicos que afectan a la población en general y su infraestructura. Se trata de sistemas de baja presión que generan abundantes lluvias, actividad eléctrica y fuertes vientos, con movimientos en sentido contrario a las agujas del reloj, ya que nos encontramos en el hemisferio norte.
Las trayectorias de estos fenómenos son de difícil predicción, ya que su dirección puede ser modificada drásticamente de acuerdo a las condiciones ambientales imperantes, como las altas temperaturas oceánicas y masas de aire frío de la atmósfera.
De acuerdo a la velocidad que son capaces de alcanzar, pueden desarrollar 4 etapas. La primera es denominada perturbación tropical, cuando la velocidad es menor a 62 km/h se llama depresión tropical, de 62,1 a 118 km/h tormenta tropical, mientras que si es mayor a 118 km/h huracán o ciclón. En caso de que superen el umbral, son clasificados de acuerdo a la escala de Saffir-Simpson .
En la figura siguiente se puede observar el registro de 560 huracanes en el Atlántico Norte comprendido entre los años 1851-2016, en un radio de influencia de 150 km tomados desde el área urbana de Mérida.
Post escrito por Agostina M. Palavecino, Geóloga.
Colaboradora invitada de Geotecniafacil.com
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